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Cynthia Carggiolis Abarza (Bochum)



Báez Rivera, Emilio Ricardo (2012): Las palabras del silencio de santa Rosa de Lima o la poesía visual del Inefable. Madrid: Iberoamericana/Vervuert.



¡O llama de amor viva,/ que tiernamente hyeres/ de mi alma en el más profundo centro!/ pues ya no eres esquiva,/ acava ya si quieres;/ rompe la tela de este dulce encuentro.
(de la Cruz 2015: 263)

Las canciones sanjuanistas pasionales de mística comunión contextualizan el liminar del estudio de Emilio Ricardo Báez Rivera titulado Las palabras del silencio de santa Rosa de Lima o la poesía visual del Inefable (2012) con arrimados textos poéticos, autobiográficos o doctrinales de la santa beatificada Rosa de Lima (1586-1617), apuntando a perspectivas (hagio)gráficas, testimoniales, psicológicas, místicas e incluso tematizando reciclajes fílmicos en el siglo XX en el triple patronato geográfico en Lima-Perú, en las Américas hispanas y Filipinas. Los planteamientos amorosos se ins(j)ertan en dos medios pliegos de papel bajo la señalización de las "Mercedes", "Heridas del alma" (primer papel) y la "Escala espiritual" (segundo papel, 1616) cuyas glosas entrelazan quince gráficos o emblemas tematizados con glosas explicativas, un territorio silenciado hasta los estudios de fray Luis G. Alonso Gatino. Báez Rivera contextualiza el tema de la virgen mariana y el contenido de los hológrafos con algunos estudios que destacan un trabajo topográfico sobre la adolescencia de la santa beata; otro sobre la legitimidad de su canonización, sobre las fronteras pseudomísticas en el auto de fe de 1625 y su incersión en el discurso del misticismo. El trabajo de Jorge Alberto Rosenbrock propone la estigmatización en el corazón como un fenómeno teopático en su órgano cordial (Báez Rivera 2012: 10).

Se acentúa la diferencia entre la pasmosa erudición y la espiritualidad de Rosa con el contexto político-religioso-cultural que desemboca en un escrutar la cultura barroca virreinal como instrumento de culto envuelto en actos polisémicos de infinitas lecturas (González Riffo/ Rojas Ábrigo 2002: 9-18)1.




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Bajo las advocaciones pictorales marianas barrocas reubica la rosariana a la par con el desarrollo del "arte nuestro" criollo, esto se demuestra en la escuela cuzqueña, quiteña, limeña y altoperuana. Esta última sitúa a la santa en Potosí junto con la iconografía de la Virgen de Pomata expuesto en el lienzo "Virgen de Pomata con Santo Domingo y Santa Rosa" (ibíd. 15-16; 34-35). Báez Rivera propone un estudio de quince emblemas que contienen un agudo enfoque teórico del misticismo comparado, de concepción científica, teológica, filosófica, psicológica y antropológica; de igual modo, se representa la historia de la mnemotecnia, de la mística nupcial cristiana o del collage. Una particularidad de esta edición consiste en presentar el modelo rosariano caligramático vanguardista esbozado por Apollinaire en pos de una "caligramatología" con principios de alianzas del dibujo y de la poesía en grados de invervención de un doble sistema: el poético y el fundado sobre la palabra y el ritmo (Apollinaire 2016: 42).

La investigación pone acento de manera prospectiva la no frecuente homogeneidad biográfica basada en el Primer Proceso Ordinario (1617-1618) que sirve como instrumento de beatificación oficial de la virgen de las flores. En el apartado inicial, las "[…]: consideraciones sobre la doncella boricuo-peruana en el Perú Virreinal" (Báez Rivera 2012: 15-52), se reflexiona en torno a las visicitudes bibliográficas de la "boricuo-peruana", una santa de padre puertorriqueño y madre peruana, y se la ordena en epíteto del santuario criollo peruano (ibíd. 18-19).  Bajo las advocaciones rosarianas se presenta la línea materna criolla que recarga su origen sobrenatural y justifica ante la Inquisición oficialmente su nombre Rosa. A ello se suman el nombre de su abuela Isabel y la narración de su criada indígena, la india Mariana (llamada la "chusma idólatra", ibíd. 24), y la categoriza de origen vegetal producto de cualidades físicas descritas desde hegenónicas y bifrontes perspectivas europeizantes: un rostro de rosas, de cabello muy rubio y hermoso. En los lienzos pintados a partir de escritos o de exámenes orales de conciencia se acentúa que: "[…], su rostro estaba hecho de una rosa muy linda y en medio de ella veía las facciones de sus ojos, labio[s], nariz y orejas, quedó admirada de ver aquel prodigioso suceso […]" (ibíd. 20).




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El autor destaca los mitos b(l)iográficos alrededor del cabello de Rosa (del corte con navaja), envuelve al lector con sus dolorosas aflicciones y enfermedades (hemiplejia), con su asma, con sus ayunos a temprana edad, con sus penitencias y padecimientos corporales. Báez Rivera señala además los baños con agua fría, aflicciones del reuma que llega a paralizar a la beata, el tenaz ascetismo y la rigurosa-dolorosa disciplina física, las narraciones oníricas, sus revelaciones y visiones al verse rodeada de rosas y muerta. A ello se suman aspectos involucrados con el analfabetismo inadmisible de Rosa promovidos por la época, una marcada sabiduría místico-teológica de la santa incorporada a la orden franciscana en 1617 y a su reconocimiento por la valiente defensa de los piratas en 1615 (ibíd>. 26-37). La iconografía/iconoléxica de la cruz, de la corona de espinas sangrante y el corazón doliente diseñado por Francisco de Sales (1616) junto con figura de Rosa se acoplan a los variados componentes del Proceso Apostólico que acompaña la hegemonía simbólica de la virgen criolla cuya fama se reafirma con la noticia de su rápida y turbulenta beatificación tras cuatro procesos ante la santa Inquisición.

A continuación el autor, en "Entre las llamas de la pira y las del esposo: […]" (Báez Rivera 2012: 53-100), describe la relación intrínsica de la infante con Cristo, su doble inquietud de ansiedad entre la espiritualidad y la emoción con el ejercicio de la oración mental hasta alcanzar dones sobrenaturales de perder la conciencia en la otredad de Dios. Los alcances pertinentes a la salvedad de los teóricos del misticismo, del sentimiento ritual del fenómeno espiritual de la oscuridad nocturna y del fuego ante la sapiensal autoridad del tribunal religioso de la Inquisición limeña ambientan el segundo capítulo de Las palabras del silencio de Santa Rosa de Lima (2012). Bajo esta perspectiva, se pone énfasis en la oscuridad, en el «juego amoroso» entre la diversión divina, en la tentación que lo asedia y atormenta, y entre el sentimiento de angustia del amante en el Otro, es un misticismo dado en San Juan de la Cruz y recodificado por Silvina Ocampo en el relato "Amada en el amado" (1970). El campo semántico empleado por los místicos: aridez, tibieza, tedio, el otoño del alma, el frío, lo oscuro y la imaginación enferma argumenta una melancolía de una dualidad interior, de una identidad dividida en la agonía de ser pecaminoso (Báez Rivera 2012: 61-62). Se enumeran los fenómenos extraordinarios en dos tipos: los milagros y los aparentemente milagrosos contextualizados con prácticas del ayuno (pan y agua), la experimentación de enfermedades físicas, la cama torturante entre otros métodos de autodisciplina del sufrimiento. Se resalta en el estudio de los manuscritos en torno a la santa panhispánica alusiones a cualidades duales catamorfas (Cielo-Infierno), a una unión hipostática, a un lenguaje de la luz y del iluminado, y el significado místico de veladura del deleite sufí del abismo infinito borgeano y a las poéticas de Ernesto Cardenal (Báez Rivera 2012: 68-69).    




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En base a alcances epistemológicos sobre narraciones de visiones de la época, Báez Rivera ordena el discurso creativo del pensamiento místico bajo la terminología de Cánticos rosarianos de primera calidad estética en la colonial Hispanoamérica. El autor vincula la poesía atribuida a lo popular y a lo espiritual, sin embargo, se ve opacada por la hegemónica relación teresiana. A la poesía mística de Santa Rosa de las Madres se le atribuyen aspectos cabalísticos, gráficos, fragmentos papiráceos, emblemáticos del corazón como artefacto poético-místico y la cardiosofía (Báez Rivera 2012: 111). Asimismo, se plantean de modo ejemplar estractos de pasajes bíblicos (atribuidos al concepto de "trenzados"), hológrafos, estractos de versos o líneas poéticas que no obedecen a la horizontalidad tradicional de la escritura, figura cordial que simula alas, una fauna simbólica del pájaro solitario del sufismo, representada con dibujos de árboles, pájaros, elementos de flora y fauna, una escritura-puente de la vanguardia (Báez Rivera 2012: 119). El autor ilustra en total quince emblemas (de la Primera hasta la Decimoquinta Merced) en cuyo análisis se contempla el mensaje figurativo-verbal de carácter surrealista caligramático (ibíd.120-121). Junto con propuestas poéticas allegadas a la estructura muscular de la aorta ensartada violentamente con la metálica aguja se contextualizan procesos estético-místicos de la Pasión de Cristo, de poéticas textiles (nudo, alfiler, aguja, cuerda, etc.), poéticas religiosas y amorosas de la antítesis o del oxímoron (p. ej., "dulce martirio", ibíd. 146), también de connotación erótica del lenguaje místico. En la Merced Apócrifa cargada de ornamentos florales se reubica el corazón de Santa Rosa en el lenguaje iconoléxico del barroco americano (ibíd.156-158).

El cuarto capítulo, "Todos los ríos el río: […]" (ibíd. 159-180), atiende tradiciones culturales (in)fluyentes en cuanto al lenguaje literario-espiritual rosariano; se analizan los dos medios pliegos titulados "Heridas del alma" y "Escala espiritual". En particular, el autor acentúa el collage para definir las formas gráficas populares desde la Edad Media rescatadas de calígrafos japoneses del siglo XII; algunas de ellas confeccionadas con delicadas puntillas de pergaminos finos, papier collé, con telas de flores y ornamentos que rodean las miniaturas de santos (ibíd. 161). El corazón rosariano se vincula con la terminología del "Arte de la memoria" por el efecto mnemotécnico de la emblemática renacentista del corazón (es decir, su lenguaje literario-plástico) y su simbólica emocional se anexa a las variadas tradiciones de las órdenes religiosas. En síntesis, el autor sostiene la presencia de Rosa de Lima como un ícono protonacionalista y un tesoro criollo en el contexto colonial con gramáticas (pos)vanguardistas.




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Bibliografía

Apollinaire, Guillaume (2016): Caligramas. Madrid: Cátedra.

De la Cruz, San Juan (2015): Poesía. Madrid: Cátedra.

Gónzalez Riffo, Carlos/ Rojas Ábrigo, Alicia (2002): Presencia de María en la Pintura Colonial.Colección Museo La Merced. Santiago de Chile: Ed. Museo La Merced.

Ocampo, Silvina (2007): "Amada en el amado", en: Los días de la noche. Cuentos completos II. Buenos Aires: Emecé, 19-24.


Anmerkungen

1 Agradezco al curador chileno Rolando Báez el catálogo Presencia de María en la Pintura Colonial. Colección Museo de La Merced (2002).