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Gerhard Poppenberg (Heidelberg)



García Maldonado, Rafael (2018): Benet. La ambición y el estilo. La Coruña: Ediciones del Viento, 258 páginas.


Juan Benet (1927-1993) es un autor muy loado por los críticos y poco leído por el público. Gonzalo Sobejano le llamó el novelista más original e innovador del siglo veinte. Para Pere Gimferrer ha sido uno de los escritores más grandes de la historia literaria española, un juicio favorable que comparte con Jordi Llovet para quien Benet está junto a Cervantes, San Juan de la Cruz, el padre Feijoo y Luis Cernuda. Con motivo de los veinticinco años de la muerte de Benet el autor de novelas y cuentos Rafael García Maldonado publicó un ensayo biográfico sobre Benet, que al mismo tiempo es un homenaje personal. Cita a Juan Cruz que en 2017 publicó un artículo bajo el título "Necesidad de Benet" y menciona otro artículo de Miguel Barrero quien postula que hay que recuperar a Benet. Su propia obra está en esta misma línea: "pretende invocar al espíritu de Juan Benet, con el fin de que penetra y prenda en las letras españolas, que éstas vuelvan a apostarse por la ambición, la imaginación, el pensamiento y el estilo" (176).

La portada del libro lleva una foto que representa al Juan Benet de los años ochenta cuando tuve el honor y el placer de conocerle mientras traducía algunas de sus obras al alemán, lo que fue una de las aventuras más exigentes e inspiradoras de mi vida intelectual. La lectura del libro de Rafael García Maldonado – una mezcla entre monografía, biografía y ensayo sobre la vida y obra de Benet con añadiduras autobiográficas del propio García Maldonado – me llevaron a la memoria los pocos encuentros con el mismo Benet – sin embargo siempre en reuniones de la gente cultural madrileña con sus agudezas e ironías ingeniosas pero también algo superficiales – de los que salía con la ilusión de que algún día iba a entrar en un diálogo real con él. Cuando supe de su enfermedad y muerte me quedé verdaderamente triste por una posibilidad que no se había realizado, por el vacío de un encuentro que nunca tuvo lugar –pero que, si bien de otra manera, siempre tiene lugar por medio de la lectura de sus novelas, cuentos y ensayos.

Rafael García Maldonado es demasiado joven para poder haber conocido a Benet de por vida; le encontró leyendo sus obras lo que le dejó fascinado de una manera que – después de investigaciones biográficas – acabó escribiendo un libro cuyo título La ambición y el estilo recuerda y retoma el título del primer y magistral libro de reflexiones poetológicas de Benet: La inspiración y el estilo. Cuando le faltan informaciones precisas se las imagina: "este ensayo tiene mucho de inventiva, de suposición" (154). Eso a veces tiene sus méritos, pero a veces uno quisiera decir con el narrador del Quijote en cuanto a la "larga arenga" sobre la Edad de Oro, "que se pudiera muy bien escusar". Aborda la obra de Benet, como dice el título, por el estilo. Los argumentos de las novelas, el mito en el sentido de Aristóteles, no le interesan demasiado. Queda al margen toda la saga de Región, las relaciones de las familias entre ellas y las historias de sus miembros y, sobre todo, el complejo de las interpretaciones de la Guerra Civil Española que ofrece Benet por medio de sus novelas.




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Los comentarios personales de García Maldonado reflejan su actitud intelectual frente a la obra benetiana, pero a veces incurren en menudencias, cómo por ejemplo cuántos días llevó sin trabajar en su libro sobre Benet, lo que a primera vista parece estar de más, pero que a lo largo del libro resulta produciendo un aura personal revelando la mucha afición y admiración que tiene por la persona y la obra, sobre todo por el estilo musical de la prosa de Juan Benet forjado en la fragua de autores como Kafka, Conrad y sobre todo Faulkner. Después de haber citado un pasaje de dos páginas de Herrumbrosas lanzas afirma: "No se cansa uno – al menos yo no – de leer en voz alta este largo párrafo que tan poderosamente describe la orografía y la desolación de Región" (101).

Narrando las estaciones más importantes García Maldonado ofrece un recorrido por la vida y obra de Benet más o menos cronológicamente: su trabajo como ingeniero, la bohemia madrileña con sus tertulias durante los años de formación, los años de la creciente fama, los viajes por el mundo, que fueron muchísimos, sus lecturas – y todo eso siempre en acción paralela con la evolución de la obra benetiana: resumiendo los argumentos de algunos ensayos y comentando las novelas. García Maldonado representa con admiración e inclinación amistosa al personaje Benet: su capacidad para el trabajo, para la amistad, para la vida familiar, su inteligencia y su ingenio, su ambición y discreción, y, sobre todo, su "ironía, acidez, histrionismo, petulancia" (164). Y durante todo el libro el autor añade pequeños relatos sobre su propia vida comentando sus lecturas de las novelas benetianas, estableciendo momentos paralelos entre su propia vida y la de Benet lo que a veces resulta iluminador, a veces algo pesado. Y tampoco faltan tópicos vanos que Benet, seguramente, hubiese ironizado agudamente. Cuando Benet se muda a la casa de Pisverga en Madrid, "tiene ahora poco más de cuarenta años, y dentro de muy poco se va a quedar viudo, algo que él, lógicamente, no sabe" (154). ¡Hombre! ¿Cómo lo iba a saber?

Una y otra vez García Maldonado menciona que Benet solía decir que escribió por el puro placer y que detestó a los críticos y eruditos académicos que preguntaban por el significado de sus novelas. Es verdad, Benet lo repetía con frecuencia puesto que le repugnaba la crítica ingenua y los académicos aún más ingenuos y, generalmente, todo pensamiento fácil. Pero, tomando estas afirmaciones al pie de la letra, García Maldonando también peca de ingenuidad. Benet no solía escribir por el plot, las novelas no tienen mucho argumento, pero sí tienen contenido y, lo que es más, tienen contenido conceptual: la Guerra Civil de España. Solía decir Benet también que los escribió porque los libros historiográficos no le procuraron una comprensión suficiente de este hecho fundamental de la historia española del siglo veinte y que él estaba convencido de que la verdad sobre la Guerra Civil iba a encontrarse por medio de la literatura. Esa es la razón profunda de su admiración por Faulkner que hizo algo similar en cuanto a la Guerra Civil de los Estados Unidos de América. García Maldonado dedica unas páginas al descubrimiento de Faulkner por Benet. Pero lo que hubiera hecho falta es no hablar de influencias faulknerianas, que son obvias, ni tampoco, como hizo Guillermo Cabrera Infante con desprecio, llamarle a Benet un Faulkner a la española, sino hacer inteligible las transformaciones creativas de la obra del autor estadounidense y en qué medida la apropiación soberana de su estilo por Benet despliega dimensiones nuevas.




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Muchas veces García Maldonado menciona la "dificultad" de los textos y la escritura exigente de las novelas. Pero no ofrece ni un solo análisis ni una interpretación por lo menos de un pasaje concreto para mostrar en qué consiste tal "dificultad" y qué tiene que ver con el contenido conceptual de las novelas. Como Benet no solamente escribió por el puro gusto de hacerlo, sus textos tampoco son difíciles por el gusto de presumir de docto, erudito o complicado.

Tomamos un ejemplo. Un viaje de invierno, para García Maldonado, es una novela casi sin argumento que Benet solamente escribió por "ser fiel a su estilo y dejarse llevar por la incertidumbre", porque la misma realidad es "incierta y por entero impenetrable y desconocida". Y la Guerra Civil "únicamente aparece de pasada" y "de forma irrelevante" (160-161). En la superficie del texto eso pareceer el caso, pero en el nivel del contenido conceptual no lo es. Un viaje de invierno – como también la leyenda del Numa – pertenece a la estructura profunda del mundo de Región. García Maldonado menciona que Benet había leído The Golden Bough de Frazer en sus años de formación y que lo consideró una obra importantísima para configurar su propia visión del mundo y de la historia. El Numa es una transformación directa del guarda de Nemi del cual parte la investigación mitológica de Frazer y cuyo sentido y contenido conceptual éste quiere aclarecer. Y el mito de Deméter y su hija Kore / Perséfone – que Benet retoma en Un viaje de invierno – es una de las respuestas que Frazer ofrece como solución a la pregunta de sus investigaciones. La novela de Benet hasta en la forma superficial – texto con ladillos o notas marginales – se rige por la obra de Frazer. De modo que si en Un viaje de invierno la Guerra Civil solamente aparece de pasada no es que sea irrelevante para la novela y ésta para el mundo de Región y la Guerra Civil. Al contrario, la novela desarrolla la estructura profunda de la guerra y la política tal y como Benet la concibió míticamente. Un viaje de invierno y la leyenda del Numa forman parte del contenido conceptual de la saga de Región y de la interpretación literaria que Benet ofrece de la historia española del siglo veinte. Lo mismo se puede decir del comentario sobre la novela Saúl ante Samuel. Según García Maldonado sería "una reflexión sobre el pasado, la ruina, la muerte y la traición, para cuya construcción Benet utilizó la guerra, los mitos judíos y su elegante y alambicado estilo" (208). A lo mejor es al revés: Benet utilizó la trama de la historia bíblica, la reflexión sobre el pasado, la ruina, la traición y la muerte para entender lo que fue la Guerra Civil Española.

Los excursos a veces algo fatigantes por redundantes a la situación actual cultural española tienen por finalidad establecer un paralelo entre la literatura de Benet con sus exigencias enormes y la literatura actual que para nada reconoce estas exigencias ni se siente "penetrada y prendada" por el estilo de Benet. Cita a Eduardo Mendoza quien dijo que el alto nivel de la literatura de Benet prohibió una vez por todas "ser idiota en la literatura española" (235). Frente a tal afirmación que García Maldonado califica de verdad sorprende un poco la crítica algo fácil de la situación actual: los nuevos medios, la juventud que no se interesa, los lectores en general que se niegan a exponerse a literatura de nivel. "¡Son tópicos de una crítica cultural algo rancia!" hubiera dicho, me parece, el propio Benet. Pero seguramente García Maldonado tiene razón citando a un crítico español quien opina que autores como Joyce o Faulkner hoy en día ni siquiera encontrarían editoriales. Y eso también, añade, sería el caso para Juan Benet. Por lo menos algunas de sus obras se reeditan de vez en cuando.

En 2001 Eduardo Chamorro, uno de los amigos de Benet, había hecho algo parecido narrando sus memorias de los encuentros en la casa de Pisverga, de la vida madrileña de la época y sus ideas sobre la obra de Benet: Juan Benet y el aliento del espíritu sobre las aguas. Una lectura paralela de estos dos libros sería provechosa.